Con los pies helados...

Sin quererlo, aquí me veo, con los pies helados y una congestión de mil demonios,
con el entumecimiento de mis dedos que sienten menos que un muerto,
remuerto de asco que estoy, soledad, eterna compañera, te hablo a tí,
escuchame y pon fín a esto...

Menuda jodienda esto de estar malo, ¿no señores?

Pero bueno, sin remedio alguno que me veo y aún con ganas de reirme....
¡Que ironía!
Siquiera sin ganas de abrir los parpados para no tener que ver como el mundo cae sobre si mismo,
y con suficientes fuerzas todavia mantengo mis dedos sobre el teclado, ser puede, por la simplísima razón de no caer en el aburrimiento, y escribir... tan solo escribir...