Noticias del capitán de las sardinas

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Número de sardinas viendo nuestra pecera

<<¿Qué es el amor? Pues cuando ves a alguien, el corazón se te acelera y el estómago te da un vuelco….Osea nauseas>>

lunes, 4 de abril de 2011

Mi velocirráptor y yo

Hace mucho tiempo, un día normal y corriente en un pueblo normal y corriente, yo iba paseando por la calle con mi monopatinete y por suerte me caí al lado de un contenedor de basura. Os preguntaréis que donde está la suerte, pues la suerte estaba a un escaso metro mío y se llamaba Faustino, Faustino el velocirráptor. Aquel bicho me dio un poco de miedo al principio porque era muy feo, más feo que pegarle a un padre, pero después me di cuenta de que podía sacarle mucho beneficio.

Al principio tenía que cuidarlo dándole de comer ornitorrincos recién nacidos y tenía que bañarlo en leche condensada. Pensé que era mejor venderlo ya que era muy costoso mantenerlo, pero con el tiempo me di cuenta de que él me daba felicidad. Finalmente me lo quede, aunque cada vez era más grande, más feo y más cansino, era el típico velocirráptor que no paraba de jugar y por su culpa no podía hacer los deberes, ya que siempre se los comía.

Cuando Faustino se hizo grande decidió abandonar el nido familiar y yo me quede solo. Estaba muy deprimido, pero decidí rehacer mi vida.

Veinte años después estaba yo en mi casa junto a mi familia y de pronto llamaron a la puerta, sí, era él, Faustino había vuelto y no venía solo, tenía dieciséis hijos y dijo que era mi nuevo vecino. Sin duda, ese fue el mejor día de mi vida, hasta que de pronto me desperté al lado del contenedor de basura en el que me había caído.

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